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jueves, 28 de enero de 2016

EL PARTO DE JEFE INDIO

Como he escrito cómo fue el parto de Pequeña India, no me parecía justo no escribir sobre mis otros dos partos. Y ya puestos, empezaré por el parto de Jefe Indio, que es el que menos me apetece contar.

Mi Mayor nació con "nocturnidad y alevosía", quizá por eso ha dormido y duerme tan mal. Estrenó el día 25 de Noviembre de 2009.

Cuando me quedé embarazada leí bastante sobre partos. A través de mis tíos conocía la web de El Parto Es Nuestro y sabía perfectamente lo que no quería en mi parto. Lo sabía pero no hice nada por evitarlo. Muchas veces me he preguntado el por qué y la única respuesta que encuentro es que tenía mucho miedo al rechazo de los demás, a no sentirme comprendida por un entorno totalmente tradicional. Por ello, tuve un parto de mierda asqueroso, del que encima salí contenta por haber evitado una cesárea.

Salía de cuentas el 22 de Noviembre pero no tenía ni una contracción. El lunes 23 de Noviembre estaba trabajando. Llevaba ya varias semanas de baja pero en el Centro de Rehabilitación de Drogas en el que curraba surgió un problema y no me lo pensé dos veces, fui un rato a echar una mano. Esa misma tarde empezaron las contracciones suaves y nada dolorosas, pero yo, como buena primeriza ya me puse nerviosa. Sobre las 8 de la tarde me fui con mi jefa y amiga a su casa a esperar a que Gran Jefe terminara de trabajar y viniera a cenar allí. Estuvimos cenando los cuatro y sus dos hijos, nerviosos perdidos porque las contracciones no paraban. Aunque, la verdad, no eran nada regulares.

Sobre las 23:00 nos fuimos a nuestra casa y Gran Jefe se metió en la cama. Yo me quedé trasteando con el ordenador, pensando que en cualquier momento tendría que despertarle para irnos al hospital. Las contracciones iban y venían, a veces cada 10 minutos, otras cada 20,... Sobre la una de la mañana fui al baño y vi que había expulsado el tapón mucoso, me pudieron los nervios y desperté a Gran Jefe que me dijo de ir al hospital. Cogimos las bolsas y allá que nos fuimos. Esperamos un rato en la sala de espera y me pusieron los monitores. Y sí, efectivamente, las contracciones pararon. Me exploraron (sin preguntar, ¡tonta de mí!) y no estaba de parto, así es que me mandaron a casita.




A la mañana siguiente tenía monitores. En media hora tuve una sola contracción. Le conté a la ginecóloga la aventura de la noche anterior, me exploró y me dijo que estaba dilatada de 2 cm (más tarde me enteré de que no estaba ni de 2 cm), que me fuera a dar un paseíto y que ingresara por Urgencias sobre las dos de la tarde. Y nosotros, como borregos, obedecimos. Dimos una vuelta, entramos en un supermercado y compramos pan y jamón serrano para darnos un homenaje antes de conocer a nuestro pequeño.

Por supuesto, las contracciones seguían siendo muy irregulares. Entré por Urgencias y me tuvieron en una sala de espera bastante tiempo. Estaba muy incómoda porque me habían hecho ponerme un camisón con el que se me veía el culo y yo no dejaba de manchar. Por fin nos subieron a una habitación.

Y ahí empezaron las contracciones, pero no me dieron tiempo de nada. Enseguida me pusieron una vía y oxitocina. Y yo me dejé.  Mi madre y mi suegra habían llegado ya. Antes de la oxitocina estábamos los 4 hablando, cuando tenía una contracción se aguantaba bien, me movía o me ponía en cuclillas, pero tras la oxitocina, el dolor fue insoportable. Todos me molestaban excepto Gran Jefe.



La matrona se presentó, se llamaba Vicenta y no congeniamos. Bueno, me imagino que ninguna mujer pariendo congeniaría con ella. Sólo sabía soltar perlitas. Me hizo un tacto y me dijo que no estaba dilatada de 2 cm. Seguro que era verdad, pero me lo dijo con tal desprecio que me creó muchísima inseguridad.  Con la oxitocina a tope no podía aguantar el dolor, pero según ella tenía "un umbral del dolor muy bajo". Han pasado 6 años y aún me acuerdo de todo esto, y me da rabia recordar su nombre y no el de las matronas que me atendieron en los partos de las niñas que fueron increíbles.

Tras aguantar una hora de contracciones insoportables me volvió a explorar. Casi no había dilatado así es que decidió romperme la bolsa. No preguntó, afirmó. Lo intentó pero yo estaba tan nerviosa que fue incapaz de conseguirlo. Así es que su solución fue epidural. Yo dije tímidamente que era pronto, pero ella me dijo que no y yo accedí. Me llevaron a dilatación a ponérmela.  Yo temblaba de miedo por tenerme que separar de mi marido y entrar ahí sola. Una enfermera me acariciaba el pelo mientras me tranquilizaban y al final consiguieron ponérmela. Al principio sentí alivio.  Me llevaron de vuelta a la habitación y la matrosauria vino a romper la bolsa. Monitorizaron a Jefe Indio internamente sin preguntar. Pero a estas alturas yo ya había perdido toda mi dignidad. De hecho, la matrona me preguntó si pensaba parir con el sujetador puesto. A pesar de estar más incómoda me lo quité. Y hoy pienso, ¿Qué le importaría a ella mi sujetador? ¿Acaso se da a luz por el pecho? Pero yo ya no rechistaba.

Durante una hora la epidural hizo su efecto, pero un lado me empezó a doler. Probamos varias posturas pero nada, así es que la solución fue más epidural. Serían las 8 de la noche más o menos. A partir de ahí todo lo tengo borroso... Sólo quería estar con Gran Jefe. Me mareaba, me faltaba el aire, tenía mucha sed y no me dejaban beber. No hacían más que subir la dosis de anestesia y yo cada vez estaba peor.

Sobre las 11 de la noche empezaron las ganas de empujar. La matrona no me dejaba porque el niño seguía alto... Normal, los pujos están para que baje, ¿no?. Las ganas de hacerlo eran insoportables. Frenar a tu cuerpo no puede ser bueno. Conseguí que una ginecóloga viniera a verme, estaba en completa, pero el paritorio estaba ocupado y el niño seguía alto. Por fin, a las 23:45 vinieron a por mí. Recuerdo el paso de la camilla al potro como algo insoportable. A Gran Jefe no le dejaron pasar porque iba a se una "prueba de parto". Vamos, que no daban un duro por mí y estaban convencidos de que sería cesárea. En el paritorio no paraba de temblar, me corregían la forma de pujar y creo que me llevé una Kristeller pero estaba tan drogada por la anestesia y tan ida que no soy capaz de acordarme. La ginecóloga fue la única que me animó un poco y confió en mí. Me miró a los ojos y me dijo: "Carmen, puedes hacerlo". Me dio confianza. Pujé y pujé pero Jefe Indio no terminaba de bajar. Con más tiempo hubiera bajado, pero se ve que eran las 00:30 de la noche y querían terminar ya... Me cortó y usaron fórceps. Nadie me avisó ni me dijo nada. A Gran Jefe que esperaba fuera con su gorro y sus pantuflas tampoco. Se perdió el nacimiento de nuestro Mayor. Cuando entró yo ya lo tenía en mi pecho. Lloré pero no por conocer a mi hijo, sino por la sensación de no haber sabido parir. Me sentía tan mal que hasta pedí perdón a la matrona. Que idiota fui.



Eso sí, no me separaron del niño. El pediatra lo examinó encima mío. Alumbré la placenta con mi Jefe Indio en el pecho y me cosieron la episiotomía con él también. No me dijeron cuantos puntos me dieron, pero seguro que muchos. Aunque el postparto me da para otro post entero.

Ya en la habitación me enamoré de mi hijo. Pelón y con los ojos abiertos de par en par. La lactancia fue un fracaso. Cuando al día siguiente empezaron las visitas y la gente me preguntaba por el parto, yo respondía "eso de que se te olvida todo lo que duele cuando ves a tu hijo es mentira". Ahora se que no es el dolor físico lo que recordaba, era esa sensación de no saber parir que me hicieron tener, de no saber empujar y de no aguantar el dolor. El dolor físico es más fácil de olvidar que el emocional.



Y me siento responsable de ello porque aún estando informada YO decidí parir en un hospital privado con una tasa de cesáreas altísima. Yo tuve suerte, dentro de lo malo. Es más, a mi hija mediana la parí en el mismo hospital, aunque un par de años después las cosas habían cambiado bastante y su parto no tuvo nada que ver con el del mayor, entre otras cosas porque la matrona que me atendió hizo su trabajo y no se dedicó a hundirme. Pero eso ya es otra historia.







lunes, 25 de enero de 2016

EL PARTO DE PEQUEÑA INDIA

A tres semanas de que Pequeña India cumpla un año me siento nostálgica. Me doy cuenta de que esta etapa está terminando. El viernes, después de 20 meses, 9 de embarazo y 11 después del parto, me vino la regla, y aunque hace tiempo que siento que el puerperio terminó es la confirmación de esto mismo. 

Y no hago más que acordarme de su parto una y otra vez, así es que por fin, me he decidido a escribirlo.

La historia de cómo nació Pequeña India empieza semanas antes del parto con contracciones suaves durante el día que se hacían regulares por las noches y, al cabo de una hora más o menos, paraban. 

El final del embarazo (como ya os he dicho alguna vez) fue duro. Estaba agotada y además nerviosa, porque en Navidades, durante una ecografía, las  medidas del fémur no se correspondían con las semanas de gestación y el resto de medidas. Mi yo racional sabía que no pasaba nada, que mis hijos han sido bebés bajitos y gorditos y que todo estaba bien. Pero mi cabeza, ayudada por las hormonas del embarazo, iba a mil por hora. Así es que no veía el día de ponerme de parto. Mi ginecóloga me aguanto como pudo, porque por mí en la semana 38 hubiera ingresado para una inducción. La odiaba por no tener prisa pero hoy estoy inmensamente agradecida. 



El 13 de febrero fui a monitores por última vez. Era viernes. Alguna contracción, dilatada de casi 3 cm y con el cuello prácticamente borrado, pero no, ese tampoco era el día. Casi le supliqué a la ginecóloga que me dejara ingresada y acordamos que si el lunes no me había puesto de parto me lo inducirían. Me fui a casa con los volantes y pensando que sólo tenía que aguantar tres días. De hecho, volviendo a casa pensé que me tenía que dar la vuelta porque tenía contracciones que no paraban. Pero pararon.

Fui a casa de mis padres a comer y a llevar la ropa para el fin de semana ya que Gran Jefe trabajaba todo el fin de semana y yo no me sentía segura estando en casa sola con los niños en casa por las noches. A las 5 recogí a los niños del cole y aunque a mis padre no les hacía mucha gracia me fui a llevar a Jefe Indio al entrenamiento de fútbol. Las contracciones habían parado del todo y estaba resignada a esperar al lunes.

El sábado 14 me levante genial, con mucha energía y por la tarde me llevé a los niños al cumpleaños de un amiguito del mayor. Todas las madres hacían bromas con que iba a tener que salir de ahí corriendo pero no fue así. Es más, ni una contracción. Volvimos a casa y cuando acosté a los niños, mi madre, que estaba ayudándome, se pilló un dedo y se hizo una buena avería. Me revolví, me metí en la cama sin cenar del mal cuerpo que se me puso.

A las 5 de la mañana me despertó una contracción. A las 5 y 10 otra. Estaba durmiendo con Jefa India así es que seguí en la cama para no despertarla. A las 5 y 20 otra y a las 5 y media otra. No aguanté más en la cama. Me fui a la cocina. No paraban así es que a las 6 desperté a mi madre. Ya eran cada 5 minutos, así es que llame a Gran Jefe para que viniera a por mí para irnos al hospital (menuda gracia que le hizo después de la noche que había tenido de no parar... Jajajajaja). Cuando estaba hablando con él rompí aguas. 

A las 6:45 llegó y nos fuimos al hospital. Las contracciones cada vez dolían más y eran más seguidas. Las que pasé en el coche fueron horribles.

Al llegar al hospital entré por Urgencias y me pusieron el monitor. Me dijeron que estaba de parto. Pero vamos, que ya lo sabía. Estaba dilatada de 5 centímetros. Con el  monitor puesto y tumbada las contracciones eran insoportables. Por fin me suben a la habitación. Son casi las 9 de la mañana. Me desnudo y me pongo el camisón del hospital. Sigo goteando por la bolsa rota. Estoy muy cansada y ya casi no hay tiempo entre contracciones. Viene la matrona y pido la epidural, no puedo aguantar ya los dolores. A la media hora me bajan a dilatación.

El anestesista es un estúpido de mucho cuidado. Va de graciosillo pero a mí no me hace ninguna gracia. Tras ponerle cara de asco varias veces se da por aludido y no hace más comentarios. Tras una contracción me pincha. Aún tarda un rato en hacer efecto la epidural. Dejan pasar de nuevo a Gran Jefe. La epidural me da una tregua pero a la media hora vuelven los dolores y las ganas de empujar. Empujó. Llamo a la matrona, me hace un tacto y ve que estoy completa.

Preparan el paritorio y entramos. Son las 10:30 de la mañana. Todo va muy rápido. El dolor es insoportable a pesar de la epidural. Lo bueno es que noto las contracciones así es que sé perfectamente cuando empujar. Noto que me parto en dos y cuando creo que no puedo más, con el siguiente pujo sale la cabeza de Pequela India y en el siguiente el cuerpo. Son las 11:00 de la mañana. 

Viene directa a mi pecho. Nos miramos. Es tan preciosa. Está perfecta y yo me siento tan plena y poderosa, a tope de óxitocina. Gran Jefe llora también. Nos abrazamos los tres y pienso en Jefe Indio y Jefa India. Huele a recién nacida, húmeda y llena de sangre y disfruto de ese momento tan perfecto. Al escribirlo se me pone la piel de gallina...



A los diez minutos alumbro la placenta y me cosen un pequeño desgarro. Subimos a la habitación y se engancha al pecho. Ya sabéis que nuestra lactancia no fue fácil.

Por la tarde vienen sus hermanos a conocerla. Lo primero que me dice Jefa India es "Mami, ¿a que ya me puedes coger?" Y la cojo en brazos. Viéndoles a los tres allí y acompañada por Gran Jefe me siento completa.



A los dos días nos vamos a casa, aunque yo me hubiera ido a la media hora.

Y hasta aquí el parto de la pequeña. Sé que no va a haber más bebés en casa ni más partos pero por estos momentos pasaría una y mil veces. No es que disfrutara del parto, dolió y mucho pero ahora sólo recuerdo lo poderosa que me sentía y la felicidad de mirar a Pequeña India por primera vez. Y no sigo que me pongo a llorar.

Gracias Gran Jefe por estar ahí.

Gracias Jefe Indio y Jefa India por abrir el camino.

Gracias Izaskun por no ceder ante mis súplicas y confiar en que me pondría de parto.

Gracias Papá, Mamá, J y M por la tranquilidad de saber que mis mayores estaban en las mejores manos mientras nacía su hermana.




jueves, 21 de enero de 2016

UNA TARDE PARA OLVIDAR

Este es un post de desahogo, para contaros una tarde que mejor olvidar. Hoy he ido de "SuperMadre", de "TengoTresPeroPuedoConTodo" y claro, todo me ha salido fatal.

Os pongo en antecedentes. Anoche dormí tres horas gracias a la tos de Pequeña India. Esta mañana me he ido a hacer mis prácticas a la escuela. Me he pasado toda la mañana de pie atendiendo a los niños, que por cierto son una preciosidad (tengo pendiente un post para contaros cómo me va en las prácticas). A la 1 he salido pitando para recoger a Pequeña India de la escuela y hemos llegado a casa. Tras media hora para conseguir dormirla ha dormido una escasa hora de siesta. La he bañado y hemos salido a recoger a los Jefes Indios.

Hoy Jefa India tenía un cumpleaños en un parque de bolas. Como ya os comenté, parece que todos los planes los hacemos en torno a la pequeña y al mayor, así es que a pesar de que estaba yo sola con los tres he decidido ir. He pensado, los dos mayores en el cumple y yo con la pequeña. ¡Está chupado! Y allí me he plantado con los tres presumiendo de "SuperMadre" y contando maravillas de mis hijos. 

La tarde se ha empezado a torcer cuando a Pequeña India le ha entrado el  sueño (consecuencia de la tos, de no haber dormido anoche y de su mini siesta). No quería gatear, ni estar de pie, ni estar sentada, ni teta, ni dormir y para que todos se enteraran bien de que estaba hasta las narices ha vomitado... Y yo, que soy tan buena madre me había olvidado de meter ropa de cambio. ¡Genial! La he limpiado como he podido y hemos salido del paso.

Ahí he estado, con ella, a ver qué quería y ha llegado casi la hora de que terminara el cumpleaños. Los mayores han merendado, han dado sus regalos y para acabar la fiesta ¡tenían hinchable y camas elásticas! ¡Qué emoción tenían!

Y ahí estaba yo tan "tranquila" hablando con una madre y con Carmen en brazos, cuando el lloro de Jefe Indio me pone en alerta. Busco y le veo en brazos de la monitora con mucha sangre en la cara. Han sido unos segundos de pánico (que han parecido minutos), hasta que he descubierto que la sangre era de la nariz y él me ha contado que se había dado con la nariz en la rodilla. A todo esto Pequeña India en brazos de otra mami llorando a moco tendido... La dejo ahí abandonada y me voy al baño con Jefe Indio a lavarle. Me dice que quiere seguír saltando. Volvemos, recupero a la pequeña y sigo intentando mantener una conversación con las otras madres.

Otro lloro me pone en alerta, esta vez de Jefa India, la veo en la cama elástica llorando. Voy a por ella, otra vez me cojen a la pequeña que empieza a llorar también. La mediana se ha caído en muy mala postura y no puede mover el brazo. La calmo y a cambio de un par de galletas de chocolate vemos que sí lo mueve aunque le duele mucho. Me entran unas ganas horribles de llorar...

Recupero a Pequeña India y ahí me bloqueo. Sí, quiero irme pero no sé por dónde empezar. Una mami, mi salvadora, me echa una mano. Me ayuda a organizarme porque yo tengo tantas ganas de llorar y estoy tan hundida que ¡no sé qué hacer!

Consigo preparar a las dos niñas y las dejo medio llorando con esta madre salvadora y me voy a por el niño. Consigo sacarle rápido de la cama elástica, digo adiós y salgo pitando de allí 

Monto a los niños en el coche y antes de arrancar lloro. Vaya tarde, me he lucido. A "MalaMadre" no me gana nadie.

Llegamos a casa, ponemos pijamas y les acuesto. Pero aquí sigo con la teta fuera porque Pequeña India se despierta cada cinco minutos por la tos y preocupada por el brazo de Jefa India (es muy teatrera y ya no sé si le duele mucho o no tanto).

Pues eso, que espero que lo poco que queda de día pase rápido, que la pequeña duerma bien y que lo del brazo de la mediana no sea nada.



Gracias por leerme.


NUESTRO TOP 5 DE CUENTOS

Desde que Jefe Indio empezó a interesarse por los cuentos, en casa instauramos la costumbre de leerle un cuento antes de dormir. Un día lo leía Gran Jefe y otro día yo. Cuando Jefa India tuvo edad (unos 18 meses, si no me falla la memoria) se unió al plan nocturno. Ahora los cuentos los suele leer Gran Jefe porque yo duermo a Pequeña India. Esperemos que pronto se una ella también a esta rutina.

Así es que con ayuda de Gran Jefe aquí está nuestra lista de sus cuentos preferidos:

- Los miedos del capitán Cacurcias: en septiembre Jefe Indio empezó una época de muchos miedos. Tantos, que no era capaz de ir a hacer pis solo. Teníamos que acompañarle. Este cuento es genial para entender que tener miedo es normal. Además es muy divertido y tiene unas ilustraciones geniales. Lo compramos en Dideco.



-  Todos sois mis favoritos: se lo compramos cuando nació Pequeña India. Nos ayudó mucho en las primeras semanas en las que fuimos cinco en casa. Son tres hermanos ositos. Este lo compramos en Imaginarium.



Hay un hipopótamo en la bañera: para partirse de risa. A los Indios les encanta. Sobre todo la Tía Hipólita. Estamos detrás de otro del mismo estilo que se llama Hay una vaca en la nevera. Lo compramos en Amazon.




- El monstruo de colores: genial para entender fácilmente las distintas emociones. Todo un clásico. Jefa India está enamorada de los dibujos de este cuento, y no me extraña porque las ilustraciones son preciosas. Éste también lo compramos en Dideco



- El cocodrilo al que no le gustaba el agua: este fue regalo de los tíos y al mayor y la mediana les encanta. Jefe Indio se lo sabe de memoria porque se lo lee cada noche antes de dormir. Genial para entender que no pasa nada por ser diferente, que todos tenemos nuestras particularidades. Este se lo compraron en Dideco también.




Hasta aquí nuestro Top 5. Próximamente os contaré los cuentos que más le gusta leer a Jefe Indio él solito por las noches.

¡Gracias por leerme!

lunes, 18 de enero de 2016

TARDE EN EL TELEFÉRICO DE MADRID

Este año, uno de los regalos estrella de los Reyes ha sido el  Pase Anual 2016 para el Parque de Atracciones, el Zoo y el Teleférico de Madrid. El fin de semana pasado lo estrenamos yendo al Parque de Atracciones (os lo contaré porque nos lo pasamos genial) y este sábado hemos ido al Teleférico.



La verdad es que ha surgido por casualidad así es que cuando hemos querido salir de casa eran las 5 de la tarde y al mirar el horario nos hemos dado cuenta de que cerraban a las 6. Ha sido una visita rápida pero ha estado fenomenal.



Al tener el Pase Anual no hemos tenido que esperar cola para comprar los tickets así es que en 10 minutos estábamos dentro de la cabina.

Nosotros lo hemos cogido  en Rosales, aunque puedes cogerlo en cualquiera de los dos sitios: Paseo de Rosales o Casa de Campo.  Hemos  hecho ida y vuelta, aunque como ya iban a cerrar no nos han dejado bajar en la Casa de Campo. Les ha encantado ver todos esos sitios que conocen tan bien (Palacio Real, La Almudena, el Parque de Atracciones,...) desde el aire.


Lo suyo es bajar en la Casa de Campo, que vista desde arriba es lo más, dar un paseo por allí, jugar en un parque que hay al lado y tomarse un cafetito en el Restaurante, que además tiene parque de bolas. Pero bueno, como tenemos el Pase Anual ¡repetiremos casi seguro!


Ha sido un buen plan, ya que los niños han estado encantados y nosotros también al verles disfrutar. La única que no se lo ha pasado bien es Pequeña India, que en la cabina no tenía demasiado espacio para hacer de las suyas. Ahora que casi anda y que escala a las sillas sin temor alguno, estar encerrada no le ha gustado nada de nada...

¡Gracias por leerme!

jueves, 14 de enero de 2016

CAMBIOS EN CASA

Están siendo días complicados. Últimamente se han juntado muchas cosas y llevo unos días de bastante bajón. Pero el motivo principal es que me he tenido que separar de Pequeña India. Ayer empezó a ir a la Escuela Infantil. Pero os cuento desde el principio.



Hace tres años, a los pocos meses de reincorporarme al trabajo cuando nació la Mediana, tras la mierda de baja maternal que tenemos en España, dejé el trabajo. Influyeron muchas cosas pero las dos principales fueron que la empresa estaba fatal y la mayoría de los meses no cobrábamos ni un duro y que me resultaba imposible conciliar familia y trabajo con dos niños, uno de dos años y otra de cuatro meses.

A esto hay que añadir que mi trabajo era muy duro. Trabajaba como pedagoga en un Centro de Rehabilitación de Drogas. Esto suponía llevarse muchas preocupaciones a casa que no me permitían disfrutar de mis hijos como se merecían. Además Gran Jefe trabajaba conmigo con lo cual, muchas veces se nos hacía imposible separar el plano personal del laboral.

Estuve un par de meses buscando trabajo, pero en plena crisis ningún colegio ni empresa se planteaba contratar a una pedagoga con dos niños tan pequeños. Visitando las páginas de ofertas de trabajo me di cuenta de que en la rama educativa lo que más buscaban eran Técnicos de Educación Infantil y en un instituto cercano a mi casa impartían este módulo a distancia. Así es que me matriculé.

El año pasado, después de tres cursos aprobé las dos asignaturas que me quedaban, así es que en septiembre me matricule de Formación en Centros de Trabajo (las prácticas, vamos) y de Proyecto de Atención a la Infancia. El proyecto me está costando, sobre todo porque es en grupo y es difícil ponernos de acuerdo. Pero las prácticas, aunque las retrasé todo lo que pude las tuve que empezar ayer.

La idea era que Pequeña India se quedara en casa con una persona de confianza. He conseguido un buen horario para las prácticas, voy de 9:00 a 13:00, y la escuela está muy cerca de nuestra casa. Así es que eso es lo que habíamos pensado. La peque se quedaba en casa unas horas con esta persona y con Gran Jefe las mañanas que no trabajara.

Pero todo esto se estropeó el sábado. La persona de confianza ya no era de confianza... ¡Qué angustia! Tres días antes de empezar mi "vida laboral" todo se fastidia y encima teníamos el fin de semana por medio en el que no podíamos hacer nada... Buscar a alguien para que cuidara a la pequeña en casa ya no era una opción porque en cuatro días yo no me iba a fiar de nadie. Y sí, tenemos abuelos cerca pero lo que tienen que hacer es viajar y disfrutar de sus prejubilaciones. Por supuesto contábamos con ellos para los primeros días en que todo sería un caos...Así es que nos decidimos por buscar una Escuela Infantil.

El lunes por la mañana, lo primero que hice fue llamar a la Escuela en la que yo tengo que hacer las prácticas, pero no tenían plazas. Primer chasco. Después gracias a la recomendación de una vecina encontramos una privada cerca de casa que nos gustó mucho. La elección estaba hecha pero faltaba lo más difícil: la adaptación.

El martes Pequeña India fue una horita y estuvo llorando todo el tiempo. Cuando fui a recogerla el berrinche era monumental. Estos dos días la cosa ha ido mejor pero la cuesta mucho y en casa está muy mimosa y pidiendo teti a todas horas.

Yo estoy muy contenta con las prácticas pero al estar con niñ@s de la misma edad que mi pequeñaja pienso en ella constantemente y me da una envidia Carolina Bescansa con su bebé en el Congreso...

Me imagino que poco a poco nos adaptaremos a la nueva situación familiar pero de momento estamos los cinco bastante agobiados. Os iré contando.

¡Gracias por leerme!


viernes, 8 de enero de 2016

10 COSAS QUE ODIO DE LA NAVIDAD

¿Qué tal las Navidades? ¿Bien? o ¿En familia?.

Como ya os conté aquí me encanta la Navidad. Pero como al resto de mortales (creo) cuando llega el 8 de Enero no quiero ni oír hablar de ella. Menos mal que tenemos un año por delante para echarla de menos luego y cogerla con ganas...

Así es que igual que os conté las 10 cosas que me encantan de la Navidad, hoy, y con las fiestas terminadas, quiero contaros porque las termino odiando (jajajajajaja):

1. No me gusta nada que Gran Jefe trabaje tanto. Sí, la hostelería es lo que tiene, que el Universo entero se pone de acuerdo para salir a comer o cenar en estas fechas. Pero claro, Gran Jefe el día 24 ya está agotado y con un humor de perros que nos comemos los niños y yo. A la cena de Nochebuena llega con cara de zombi y a la de Nochevieja peor aún. Sí, es un rollo, pero como dice él, "es lo que hay". Y creo que seguirá siendo así por muchos años porque no creo que nos toque la lotería nunca... lo que tiene que ver con el punto 2.

2. Odio que no me toque la lotería. Yo no soy muy jugona, así es que como mucho llevo algún decimillo que me ha dado mi padre, o alguno que juego a medias con mi hermano. Pero Gran Jefe suele llevar bastantes números que le van cambiando en el Restaurante. Así es que, ahí estoy yo, el día 22, toda emocionada pensando que este año es el nuestro, y con todos los números a mano para comprobarlos cuando sale algún premio importante. Y como siempre acabo de mala leche porque nunca nos toca nada, ni lo que jugamos. Y todos los años digo: "Al año que viene no juego..."




3. Este año he llevado muy mal las cenas en Nochebuena y en Nochevieja, más que nada porque no he podido estar sentada más de diez minutos seguidos en la mesa. Pequeña India está en una edad de no parar y ahí he tenido que estar yo detrás de ella. Además, es una niña que duerme bien pero le cuesta bastante coger el sueño (una hora de teta más o menos, jajajaja) y sobre todo cuando se pasa de vueltas. Así es que en Nochebuena tarde más de una hora en dormirla. Y en Nochevieja sólo conseguí que durmiera un rato. El resto de la noche lA pasó berreando muerta de sueño. Lo bueno de esto es que se tomó las uvas con toda la familia...

4. Me encanta que los Indios no tengan cole pero claro, tanta actividad y tan poca rutina hace que los últimos días estén como locos. Si a esto le añades una Madre India que lleva una semana durmiendo fatal gracias a la visita permanente de los virus en casa, el cóctel es explosivo. Niños como locos y madre hasta las narices. El otro día me sentí hasta mal diciendo la famosa frase de madre de "Que ganas tengo de que empecéis el cole..."

5. El desfase de regalos para los niños. Me encanta regalarles cosas en estas fechas. Pero tengo que reconocer que es una pasada. Llega un momento en que no lo disfrutan. Nosotros en casa por Reyes sólo les hemos puesto un juguete y luego cosillas que molan pero que no son juguetes en sí, pero claro hay abuelos, tíos, primos,...

6. Recoger la decoración navideña. Creo que no hace falta decir nada más, ¡es un tostón!

7. La hartura de comida, de turrón, polvorones, mazapanes, bombones, roscón,... Al final, aunque una intente controlarse acaba hinchada de tanta cosa. Y ya no es cuestión de mantener el tipo (porque después de tres hijos no lo tengo, ni lo quiero) es por la sensación de pesadez constante.

8. Recolocar las habitaciones de los niños para meter todos los juguetes nuevos que han traído los Reyes. Mañana me pondré a ello, así es que deseadme suerte...

9. La mierda de programas que echan en la televisión. No tengo mucho tiempo de ver la tele, pero por las noches, como Gran Jefe está trabajando y los niños durmiendo, me gusta sentarme en el sofá a vaguear y no hacer nada. No suelo fijarme mucho en lo que ponen en la tele porque suelo estar con la Tablet o el móvil pero me gusta tener de fondo algo entretenido. Pues nada, ¡que no hay manera en Navidad!

10. Y esto es específico de estas Navidades... Mira que me gusta Star Wars, y que justo antes de Navidad empezamos a ver la saga con Jefe Indio (que por cierto está como loco y me tiene loca a mí también con sus teorías, jajajajaja) pero después de 20 días intensivos de pelis, anuncios, juguetes y figuritas he acabado hasta las narices. Y lo que me queda...



¡Pues ya está dicho! Ahora a esperar a las Navidades del año que viene. Os deseo a todos una Feliz Vuelta a la Rutina.

lunes, 4 de enero de 2016

DISFRUTANDO DE JEFA INDIA

Llevo días para escribir este post pero los virus han entrado en casa y no hay manera de que se vayan. Jefe Indio ya está más inmunizado y aún no se ha puesto malo en todo el otoño-invierno, pero Jefa India y Pequeña India me tienen frita, se lo van pasando de una a otra. Después de Nochebuena Jefa India cogió laringitis y después de Nochevieja Pequeña India amaneció con conjuntivitis. Así es que aún no he tenido tiempo de escribir lo bien que nos lo pasamos Jefa India y yo el martes pasado.

En casa, estamos muy supeditados a las actividades de Jefe Indio, a su fútbol y a sus cumpleaños. Hasta ahora era lo normal porque Jefa India no tenía aún mucha "vida social". Pero desde hace unos meses las cosas están cambiando. Jefa India empieza a pedir ir a los cumples y a ver a sus amiguitas fuera del cole.

La semana pasada una mamá de una niña de su clase propuso un plan por el WhatsApp (algún día hablaré del maravilloso mundo de los grupos de WhatsApp) que tenemos. Su marido trabaja en la Parroquia del Santísimo Cristo de la Victoria, en Madrid y todas las Navidades ponen un Belén muy chulo con música y luces, en el que cuentan además la historia del nacimiento de Jesús. Así es que esta mami propuso ir a visitar el Belén y luego tomar un chocolate con churros. Al principio me dio un poco de pereza decir que nos apuntábamos porque Gran Jefe no trabajaba ese día y me apetecía hacer algo en familia. Pero luego me di cuenta de que con Jefa India pocas veces hago planes a solas. Es como que siempre va en pack, o con el mayor o con la peque. Así es que nos apuntamos.




La Iglesia está en Blasco de Garay, por si os apetece visitarlo, aunque ya quedan muy poquitos días de vacaciones.

La tarde estuvo genial. Las mamis y la mayoría de los niños quedaron en el cole para coger el metro hasta allí pero nosotras estábamos cerca porque habíamos comido en casa de mis suegros y nos fuimos dando un paseo. Paramos en una pastelería y compramos unos dulces. Llegamos a la Iglesia casi a la vez que sus amiguitos y que gracia me hizo ver cuando se encontraron y se pusieron a dar abrazos entre ellos. Es que en esta edad te los comerías con patatas.

Tras los saludos (jajajajaja) pasamos a ver el Belén. Les gustó tanto que luego quisieron repetir.  Además como el papi de su amiga trabaja allí entre una y otra vez les llevó a todos a beber agua y nos coló en la fila que había para entrar la segunda vez. Me hizo mucha gracia ver como comentaban todo lo que iban viendo, como si fueran personas mayores. A mí lo que más me gustó del Belén fue la Virgen que tenía a Jesús en brazos, que es donde deben estar todos los bebés.





Cuando salimos nos fuimos a tomar un chocolate calentito a una cafetería que estaba al lado. La verdad es que Jefa India disfrutó como una enana.

Mientras el papi y Jefe Indio se fueron al teatro a ver Aire, un espectáculo con la música como hilo conductor, que también os la recomiendo porque según Gran Jefe está genial. Yo me quedaré con las ganas de verla...

Al ratito de estar tomando el chocolate vino Gran Jefe con Jefe Indio y Pequeña India a buscarnos. Me costó que Jefa India aceptase que nos teníamos que ir pero es que Pequeña India, que se había quedado con los abuelos, tenía ganas de teti.

Yo me lo pasé genial también. Poco a poco voy teniendo más relación con las mamás de la clase de Jefa India, que ya va siendo hora pero es que el año pasado entre el embarazo y que nació Pequeña India no fui mucho al cole y cuando iba siempre había prisa porque la peque quería teti. Además parece que cuesta un poco más conocer a gente con los siguientes hijos. No se si me esfuerzo menos o como ya tengo relación con las madres de la clase de Jefe Indio me abro menos a nuevas amistades. Pero este año me propuse conocerlas y ya lo voy consiguiendo.

De esa tarde me quedo con el paseo con mi Jefa India. Disfrutarla es un placer. Y ver como se lo pasó ella es un privilegio.



Gracias por leer.